El resultado son plantas de dominancia índica, que crecen deprisa y robustas, adquiriendo un aspecto ramificado y frondoso de tamaño medio.
Si queremos potenciar la cosecha, podemos aplicarle podas tipo Topping o SCROG, y así transformar los compactos pomos de flores en una maraña de colas de cogollos cargados de tricomas durante la floración.
Esto exige dedicarles más tiempo de crecimiento vegetativo, pero vale la pena, pues conseguiremos muchos más cogollos y, además, muchísima más resina, pudiendo hacer extracciones de hachís de primer nivel.
Está bastante estabilizada, ofreciendo un máximo de 4 fenotipos diferentes: a destacar, el más compacto de todos, pues produce unos cogollos extremadamente compactos, resultando mucho más productivo de lo que pueda parecer a simple vista.
Además, tiene un aroma muy peculiar, mezclando tonos Kush, de fruta madura y de hash afgano con matices cítricos, terrosos y herbales, resultando una auténtica delicia, especialmente si la inhalamos en un vaporizador de marihuana.
Su efecto es poderoso gracias a su más del 20% de THC, provocando una intensa sensación de relajación física y mental, dejándote pegado a la silla mirando a las musarañas, tranquilo y en un interesante estado de ensoñación.